22 septiembre 2010

¿Qué es la inspiracion?


Este miércoles, momentos antes de disfrutar una muy buena película, un amigo frente a esta pregunta y café de por medio disparo “es una inmensa explosión de creatividad”.
La firmeza con la que lo dijo acabo con cualquier posibilidad de que estuviera equivocado. Para no ser menos y con similar aseveración afirme “entonces nunca la experimente”.
Y es que palabras como explosión o brote en mi caso caminan de la mano de términos tales como la casualidad.
Con el tiempo tal termino, en mí particularmente, fue perdiendo significación. Esta ligado de alguna manera a la inocencia. Los años, desgraciadamente, te despojan de esta, y con ello también la tonta idea de la casualidad.
“Trabajar los 365 días del año, no sea que la inspiración nos agarre desprevenidos”. El dicho, acuñado por alguien que en estos momentos no recuerdo, es la justificación perfecta de que la inspiración no es casual.
Particularmente cargo con algunos vicios, que con el correr de estos mismos años que mencionábamos, no han perdido su esencia. Desestimar la inspiración no por el contrario implica que también hagamos lo mismo con otras expresiones. La idea de “disparador” es con la que mejor me llevo.
En clase mencionábamos como una premisa el organizar las ideas antes de llevarla al papel. Una pequeña libretita me acompaño durante algún tiempo. Por momentos las hojas no alcanzaban, y en otros por el contrario me acompañaron muchísimo tiempo. Pero lo importante siempre fue que estuvieron. Eran una especie de garantía. Un buen amigo. Al mismo tiempo y con un ímpetu aun mayor crecía la crítica.
Constante y reciproca. Ese es el denominador que mi relación con la escritura mantiene y mantuvo a lo largo de estos años. Ni ella ni yo nos quisimos demasiado, aunque (como toda pareja que se precie de tal) tuvimos momentos mágicos.
No deja de ser curioso como en ocasiones expresar algo verbalmente me resulta muchísimo mas sencillo que hacerlo a través del papel. Tal vez será por eso de que a las palabras se las lleva el viento.
Lo cierto es que la escritura permite un sin fin de revisiones que anulan la posibilidad de que el error pase inadvertido.
Afianzar el compromiso de ser afectuoso con lo que produzco es una buena manera para lograr que otros hagan lo mismo.
Ser consciente de todo esto no deja de ser positivo y debería ser el próximo fin a seguir.

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