25 noviembre 2010

SOMO LO PIRATA

Recientemente la Nación expuso, a través de un informe de Business Software Alliance, los notorios alcances de la piratería en Argentina. Según el mismo el 71 por ciento de los programas de software instalados en el país son ilegales. La Unión Argentina de Videoeditores eleva la apuesta afirmando que el 90 por ciento de las películas en circulación son piratas.
Argentina con estas alarmantes cifras obtiene la medalla de bronce, siendo solo superada por Venezuela y Bolivia en Latinoamérica.
La noticia adquiere cierto protagonismo frente a la reciente bancarrota declarada por la cadena estadounidense de video Blockbuster.
El siguiente gráfico denota la constante merma que se ha producido en el mercado del video hogareño. Las grandes variables se producen en el año 2006 y encuentran en la paulatina muerte del formato vhs, y el apogeo del dvd en su reemplazo, a su principal detonante.

Ir a infovisualización

Blockbuster en estos últimos años demostró que las soluciones mágicas no existen.
Este gigante del alquiler y la venta revitalizo su mercado proponiendo no solo golosinas y gaseosas como hacia tradicionalmente, sino que agregó oferta de comida rápida, pizzas congeladas, helados y vinos.
Las buenas intenciones no bastaron. De esta manera y utilizando como tópico de búsqueda las palabras “piratería y alcances”, los primeros 15 resultados demostraron el irónico protagonismo que adquirió la empresa en estos días.


Wordle: Que se habla en torno a la pirateria

Integrantes:

Cristian Oliva
José Joaquín Pedemonte


TRABAJO PRÁCTICO Nº 3 - MEDIALAB 2 - UNR

20 octubre 2010

SANTAS CONVENCIONES BATMAN!!!

A partir del jueves 21 de octubre, y durante todo el fin de semana, la ciudad de rosario será la sede de la primera Convención Internacional de Historietas. El evento, organizado en forma conjunta por el Centro de expresiones contemporáneas, el Centro Cultural parque España y la secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad, presenta a lo largo de sus cuatro días, charlas, proyecciones, muestras y presentaciones de libros y editoriales.

Entre sus invitados se destacan autores clásicos de la historieta argentina, como los dibujantes Francisco Solano López (ilustrador de El Eternauta) Horacio Altuna (Las puertitas del Señor López) y Domingo Mandrafina (Savarese, El Condenado) y los escritores Juan Sasturain y Carlos Trillo.
Internacionalmente la visita más destacada es la del reconocido historietista Jim Lee (coeditor actual de la afamada editorial Dc Comics).

CRACK BANG BOOM está pensado como un espacio de encuentro e intercambio para conocer los comienzos de grandes artistas, maestros, autores preferidos y algunos consejos para quienes estén empezando en esta disciplina



07 octubre 2010

Diatriba contra la Juventud

Por: LEILA GUERRIERO

Nada de que ‘juventud, divino tesoro’, ni que el paso de los años solo trae achaques. Palabras furiosas de una mujer que no añora para nada el tiempo que ya se fue.

Pocas veces un diccionario dijo tanto con tan poco. Ser joven, asegura el María Moliner, es ser una persona, animal o planta de poca edad que aún no ha alcanzado la madurez. Según el mismo diccionario la madurez es la cualidad de estar maduro y el adjetivo maduro se aplica a frutos en el estado o sazón debidos para ser recolectados o comidos, o a cualquier cosa en el estado o sazón oportunos para dar resultados o frutos convenientes. La conclusión es matemática: si ser joven es no ser maduro, ser joven es no estar en estado apto de recolección, ni listo para ser comido, ni preparado para dar frutos convenientes. De todos modos María Moliner debe estar equivocada porque millones de personas —algo así como toda la civilización occidental— adhieren sin discusión a la idea de que no ser joven es ser un mutilado y que la juventud es el mejor momento de la vida, el tiempo al que todos deberían querer volver.
Yo no, gracias.

***
Podría decirse que la juventud tiene como límite inferior la primera adolescencia, como límite superior la adultez y que, en varones y mujeres de clases medias, suele coincidir con el final de la escolarización básica, una situación hormonal precaria y una circunstancia en la que se combinan ingresos económicos iguales a cero, habitación compartida en casa de los progenitores y obligación más o menos perentoria de a) tener una identidad sexual definida, b) tener sexo y sobrevivir para contarlo, c) decidir futuro, carrera y profesión. ¿Qué puede tener de bueno un tiempo semejante? A juzgar por lo que dice el poeta —juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver—, todo.
Y sin embargo.
Un puré de hormonas; un revoltijo de primeros amores; un primate escindido entre el deber ser y la rebeldía; alguien que ha perdido, por octava vez, a la mujer o al hombre de su vida y que, por octava vez, no encuentra sosiego; un melancolizado que busca libros viejos que le digan qué hacer, consejos de amigos que le digan qué hacer, programas de televisión que le digan qué hacer; un animal confuso movido por el romanticismo, el sexo, las marcas de ropa y la convicción de que todo es como en las películas, incluida la banda sonora; un entusiasta que descubre, cada dos días, la novela perfecta, la poesía de Rimbaud, la comida agridulce, el sushi, los tampones, la velocidad, la borrachera y la resaca, y que corre, azorado, a contárselo al mundo creyendo ser su enérgico descubridor. Y es en ese estado de precariedad y licuefacción del entendimiento en el que hay que tomar decisiones importantes: elegir profesión, país, mujer, varón, futuro. Así las cosas, Occidente le debe, a Divina Juventud, vidas adultas plagadas de vocaciones falsas, elecciones confusas, frustraciones severas. Pero, sin embargo, la extraña, la idolatra: le busca la fuente para beber de ahí.

***
Aquí, allá, en todas partes hay encuentros de jóvenes, congresos de jóvenes, seminarios de jóvenes: asociaciones de jóvenes migrantes, conferencias de jóvenes del cono sur, uniones de jóvenes católicos. Nadie ve en eso —en el hecho de que cientos de miles se junten solo por ser jóvenes, como quien dice rubios, zurdos, crespos, altos— un reduccionismo, una simplificación. Como si ser joven implicara ser, inevitablemente, bueno. Como si fuera posible que una juventud tan monolítica, un tesoro, diera paso después a tanto adulto gris. Como si fuera posible que tanto rubí mutara, sin explicación, en tanto escupitajo.

***
(Y esto: hay varias maneras de ser joven cuando se es clase media —joven guevarista, joven greenpeace, joven intelectual, joven reaccionario, joven levemente tóxico— pero cuando se es pobre la elección es fácil: viene digerida. Cuando se es joven y pobre se es, derechamente, el diablo).

***
Al buscar “jóvenes contra” en Google aparecen sitios de jóvenes contra la pobreza, contra la violencia, contra el racismo, contra el bloqueo yanqui, contra el VIH y hasta un Grupo de Jóvenes Contra Laura Chinchilla. Al buscar, en cambio, “adultos contra” aparece un modesto enlace sobre fútbol —‘Adultos contra niños: Arsenal 1, Manchester cero’— y otro de ‘Adultos contra los malos modales en el uso de teléfonos móviles’. Podría pensarse, entonces, que la juventud es un tiempo de causas nobles y la adultez su exacto opuesto. Claro que también podría pensarse lo contrario: que la juventud es un tiempo en el que hay que hacer bulla, demostrar, y la adultez ese otro en el que la gente se dedica a hacer solo aquello que le viene en gana.

***
“Aprovechá, sos joven”, dice la voz popular, insinuando que la juventud es el último reducto de felicidad antes del desembarco en la tristísima adultez. Y esa insistencia en que un tiempo donde reinan la confusión y el desconcierto es, también, el mejor tiempo, debe decir alguna cosa. Sobre la sociedad que se empeña en la insistencia: debe decir alguna cosa.

***
¿Qué puede añorarse de un período durante el que el derecho a quedarse en casa un sábado a la noche es abducido por la obligación de salir a rebotar por discos y bares en los que el entretenimiento mayúsculo es observar el reflejo de la luz estroboscópica en las gafas espejadas de los otros? ¿Qué de un período en el que hay que saberse las canciones y cantar en torno a las fogatas con el culo enterrado en la arena fría, y pasar por todas esas agotadoras primeras veces como si de verdad fueran importantes: la primera depilación, el primer condón, el primer polvo? Y después de todo ese trabajo, todavía, hay que esperar que los adultos digan cuándo se puede: abortar, votar, conducir, cruzar una frontera.
La clase adulta progresista y bien pensante suele defender en bloque la decisión de pacientes adultos que, enfrentados a enfermedades terminales, deciden no tratarse. La clase adulta progresista y bien pensante suele, también, defender en bloque la decisión de mujeres adultas que, enfrentadas a un embarazo no deseado, deciden abortar. Pero hay que ver cómo se pone la misma clase adulta progresista y bien pensante cuando son los cuerpos de los jóvenes los mapas en los que se hace visible el rastro de esas dos formas extremas de la vida: la enfermedad y el sexo. Un joven tomando la decisión de morirse y un joven tomando la decisión de no dejar vivir son cosas, todavía, insoportables. “Ese hijo lo vas a tener, como que me llamo Marta”. “La quimio te la hacés, quieras o no”.
Lo hacemos por tu bien.
Cuando seas grande entenderás.
¿Cómo se puede añorar un período en el que se vive a merced de ese poder, de todas esas frases?

***
Gracias digamos por los años. Por no seguir peregrinando a fiestas en las que nunca pasa nada. Por haber aprendido que el amor es siempre un descalabro pero que no tiene que ser una tortura. Por saber que un triste no siempre encubre a un talentoso. Por no cargar vergüenzas, ni granos, ni complejos. Por comprender que no son las rígidas virtudes sino los mansos defectos los que desquician el amor de algunos hombres. Por tener el buen gusto de no creer que pueda haber algo que dure para siempre. Por estar libre de hormonas esquizoides, pelos raros y esperanzas engañosas. Por no tener que dar explicaciones. Por no querer pedirlas. Por intuir cuándo es la hora de los lobos. Por la pérdida total de la inocencia. Por haber leído ya a Pavese y a Carver y a Bukowsky. Por haber entendido que el olor adolescente es el mejor olor del mundo si solo es eso: un olor. Por no tener quién mande. Por ser dueña. Por ser adulta. Por ser libre.

22 septiembre 2010

¿Qué es la inspiracion?


Este miércoles, momentos antes de disfrutar una muy buena película, un amigo frente a esta pregunta y café de por medio disparo “es una inmensa explosión de creatividad”.
La firmeza con la que lo dijo acabo con cualquier posibilidad de que estuviera equivocado. Para no ser menos y con similar aseveración afirme “entonces nunca la experimente”.
Y es que palabras como explosión o brote en mi caso caminan de la mano de términos tales como la casualidad.
Con el tiempo tal termino, en mí particularmente, fue perdiendo significación. Esta ligado de alguna manera a la inocencia. Los años, desgraciadamente, te despojan de esta, y con ello también la tonta idea de la casualidad.
“Trabajar los 365 días del año, no sea que la inspiración nos agarre desprevenidos”. El dicho, acuñado por alguien que en estos momentos no recuerdo, es la justificación perfecta de que la inspiración no es casual.
Particularmente cargo con algunos vicios, que con el correr de estos mismos años que mencionábamos, no han perdido su esencia. Desestimar la inspiración no por el contrario implica que también hagamos lo mismo con otras expresiones. La idea de “disparador” es con la que mejor me llevo.
En clase mencionábamos como una premisa el organizar las ideas antes de llevarla al papel. Una pequeña libretita me acompaño durante algún tiempo. Por momentos las hojas no alcanzaban, y en otros por el contrario me acompañaron muchísimo tiempo. Pero lo importante siempre fue que estuvieron. Eran una especie de garantía. Un buen amigo. Al mismo tiempo y con un ímpetu aun mayor crecía la crítica.
Constante y reciproca. Ese es el denominador que mi relación con la escritura mantiene y mantuvo a lo largo de estos años. Ni ella ni yo nos quisimos demasiado, aunque (como toda pareja que se precie de tal) tuvimos momentos mágicos.
No deja de ser curioso como en ocasiones expresar algo verbalmente me resulta muchísimo mas sencillo que hacerlo a través del papel. Tal vez será por eso de que a las palabras se las lleva el viento.
Lo cierto es que la escritura permite un sin fin de revisiones que anulan la posibilidad de que el error pase inadvertido.
Afianzar el compromiso de ser afectuoso con lo que produzco es una buena manera para lograr que otros hagan lo mismo.
Ser consciente de todo esto no deja de ser positivo y debería ser el próximo fin a seguir.

13 septiembre 2010

El día que Leonardo di Caprio interpreto a Malcom Gladwell


Gladwell no habita una isla siniestra, no es un romeo, ni un aviador, ni siquiera un infiltrado. Menos aun un gangster de Nueva York puesto que ha nacido en Inglaterra y se ha criado en Canadá. Sus cabellos no son calmos ni rubios y sus ojos lejos están de compartir el color con el mismo cielo.Mi mente, sin embargo, no lo quiso ver así.

De este modo, cine mediante y durante poco menos de 180 minutos, ideo un razonamiento que caprichosamente reproduzco a continuación:

Malcom Gladwell = Leonardo Di Caprio = Dom Cobb.

Sin embargo el resto de la platea no lo vio de esa manera y con un incesante shhh acabo rápidamente con mi insistente proclama. Por eso, y a modo de revancha, procedo a demostrar en estas breves líneas como el señor Gladwell es claro merecedor de un Oscar.

¿Quien es Dom Cobb?

El espía Dominic Cobb, interpretado por el solidó Leonardo Di Caprio,es el personaje principal de la nueva película de Christopher Nolan “Inception” (conocida aquí y en el resto de Latinoamérica como El origen).

La película en una primera lectura muy superficial parte de un argumento

que encuentra en la manipulación de los sueños su basamento. Equipo de por medio y gracias a una droga consiguen alterar el subconsciente.

Pero no es hasta que el protagonista pronuncia que “una idea tiene el potencial de replicarse como un cáncer, en nuestras inquietas y soñadoras mentes” que advertí la estrecha relación que mantenía con Gladwell.

El también periodista afirmaba:

“El momento clave es la biografía de una idea. Se trata de una idea muy sencilla: consiste en pensar que la mejor forma de entender cualesquiera de los cambios misteriosos es tratarlos como puras epidemias. Las ideas, los productos, los mensajes y las conductas se extienden entre nosotros igual que los virus”.

La premisa de la cinta no es otra que la de plantar una idea y que esta crezca como una semilla hasta dominar la mente del huésped. Considera a esta como un parasito imposible de erradicar que se propaga con rapidez y que eventualmente cambia todo lo que existe incluso nuestra realidad (desde Platon a digamos a Lacan se ha dicho mucho acerca de esta así que mejor me limito a no tratar de definirla).

Concuerda así con las tres características comunes a las epidemias que planteaba mi nuevo amigo Gladwell:

1. Contagiosidad, comienza con unos pocos y se esparce rápidamente.
2. Las causas pequeñas son las que tienen grandes efectos
3. El cambio no sucede gradualmente sino en un momento dramático

¿Cuál es nuestro tótem?


“No hay ningún sentido en el que pueda decirse que los humanos existen sin necesidad de entrar en relación con aquello que les autoriza a existir y les permite hacerlo.”

Así como reconozco que no deja de ser un vicio en mi comenzar con una cita, también lo hago afirmando que en esta oportunidad no encontré mejor forma de hacerlo.

Es que Latour traduce con gran simpleza lo que el film solo evidencia.

Aquí la palabra clave es la existencia y es preciso no apartarnos de ella puesto que “los humanos ya no están solos”.

La película arroja desde un comienzo la enseñanza de que la única forma de distinguir el mundo de los sueños del mal llamado “real” es poniendo a prueba nuestro tótem.

Un tótem es un “no humano que se entremezcla con un humano”. Un no humano que sentencia si mi existencia es tal o si soy parte de un sueño.

“Lo que es cierto del objeto es aun mas cierto si lo aplicamos al sujeto”

En el caso de Cobb es el trompo de su esposa (signo del azar y la predeterminación) y para otros serán dados trucados y piezas de ajedrez.

A cada personaje le corresponde un tótem en particular. Así como la persona se convierte en un sujeto diferente por el hecho de sostener la pistola, en este caso lo hace al sostener este tótem que responde a la pregunta de cuan real es la realidad.

Actores híbridos los llamo Latour.

¿el trompo para o sigue?

Tal vez la mayor virtud del film sea esa. Darle temblor y agitación, como el mismo trompo que posee como amuleto Cobb, a la discusión. Entonces por que esperar a que se detenga?.

Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que ya sea Nolan, Di Caprio o Gladwell su “origen” cumplió con holgura su cometido: han logrado insertar el parásito más resistente, una idea.


Bibliografía

* Latour, Bruno. La esperanza de Pandora. Gedisa Editorial. Barcelona. 2001.
* Gladwell, Malcolm. El momento clave. Espasa.