09 octubre 2011

NAHUEL MUTTI TENIA RAZÓN

Super 8 y la vuelta del Spielberg de los 80
El muchacho popularizado en una de las tantas novelas producidas por Cris Morena (Verano del ´98) tenía solo un sueño: quería ser director de cine. Pero ojo no cualquiera. No apuntaba específicamente a un Subiela o a un Favio, no…el muchacho tenia más ambición que mugre. Ambicionaba llegar a ser como Spielberg. Un Spielberg argentinizado, similar al Spielbergo de origen mexicano.
Por supuesto en la tira tenia menos manejo de cámara que clases de actuación en su haber, sin embargo su buen gusto es I-RRE-PRO-CHA-BLE.
¿Que hizo Spielberg hasta el 98 para ser digno merecedor del amor incondicional de Mutti? Pufffff lo mejor de su carrera.
Dirige Tiburón en el 75 y toca el cielo con las manos (su debut fue en el ’71 y en TV con “Duel” que merece por lo menos esta mención por que es una maravilla), en el 77 con “Encuentros cercanos del Tercer tipo” se consolida y a partir de allí fue una tromba. Indiana Jones, ET, El Imperio del Sol, Hook son claros ejemplos de este formidable recorrido.
La critica no dudo en bautizarlo como Rey Midas pues todo lo que tocaba parecía transformarlo en oro, incluso la yeta le paso de largo e instauro a su film número 13 como el mayor éxito de su carrera. El film no es otro que Jurasic Park.
Spielberg no solo era sinónimo de Blockbuster sino de altas dosis de aventuras. En determinado momento creció y ya con hambre de cosechar el reconocimiento final de la critica, dirigió títulos tales como La lista de Shindler (1993), Amistad (1997), Rescatando al Soldado Ryan (1998) y Munich (2005). Films gigantes y excepcionales, pero carentes de esa esencia que te lleva a verlos más de una vez cual si de capitulo de los Simpson se tratase.
Sus films del ´80 lo conseguian y Mutti claramente lo sabia.
Super 8
J.J.Abrahm nos trae en esta oportunidad, y de la mano de Don Spielgerg, como productor ejecutivo, Súper 8. Un film que ostenta desde la totalidad de su campaña marketinera el “titulo” de nostálgica. Una cinta emparentada desde el vamos con grandes éxitos de Amblin tales como ET y Encuentros cercanos del tercer tipo. Y la comparación no esta del todo mal.
Ahora bien ¿de que va?
El film centra su historia en un grupo de niños, habitantes de un pueblucho de Ohio a fines de los ´70, amantes todos ellos del cine y encaprichados en terminar en tiempo y forma un corto denominado “The Case”. A partir de esta tarea serán testigos de un impresionante choque de trenes “a lo Michael Bay”, del cuál saldrán todos ilesos, pero no solos…BUH!
A esto debemos sumar los ingredientes que seguramente nunca deberían faltar en una película donde abundan los jovenzuelos. Digamos aventura, acción y romance.
El púber prota en este caso es Joel Courtney (debutando en la gran pantalla) quien ha sufrido la temprana muerte de su madre, desprendiéndose de este hecho una casi inexistente relación con su padre. Indirectamente relacionada con la tragedia mencionada cobra protagonismo Alice (Elle Fanning) quien sirve de inspiración para los primeros toqueteos del muchacho y simultáneamente forma parte como actriz del corto.
Los chicos están demasiado bien, por lo menos ellos. El resto carece de importancia y ni siquiera aportan la cuota de humor tan latente en las producciones ochentosas.
El recuerda de alguna manera a Sean Astin en Goonies, razón por la que ya debería aflojarle a los postres y ella…ella es una Fanning, y con eso esta todo dicho.
La película es un relojito y verdaderamente no sorprende que funcione así puesto que las sorpresas son escasas y todo parece ubicarse donde debería. Tópicos tales como la perdida de un ser querido, la amistad, el amor y las relaciones padre e hijo están ahí, bien presentes.
Pero….
Existe un monstruo feo (bien feo)…de lo peorcito en cuanto a diseño que ha dado tanto la mente de Spielberg como la de Abraham, con él una segunda trama y con esta los primeros y prolongados bostezos.
J.J (y no el avioncito) nunca consigue fusionar correctamente ambas historias, brindando la sensación – sobre todo a medida que el clímax del film se acerca - de que las cosas pasan sencillamente porque sí. No existe razón alguna para que el prota y el bichazo logren alguna especie de vínculo. Sin embargo lo hacen.
¿Ahora bien como nos compensa Abrahms frente a esta falta? Con explosiones y en cantidades exageradas.

Allí donde deberíamos tomarle afecto al bicho existe una explosión y allí donde hay una buena actuación también se presentan. La tercera guerra mundial que desata sobre el mismísimo final es un claro ejemplo.
En definitiva, Súper 8 no esta mal. No es una obra maestra, ni mucho menos perfecta, pero sin dudas es un producto dignísimo y plagado de buenas intenciones. Una historia simple que en desafortunados momentos intenta complejizarse. Lo mejor: no es ni una secuela, ni una remake, ni una puta franquicia; algo que el creador de Lost nos tiene bastante acostumbrados. Bien por el entonces.